lunes, 15 de diciembre de 2008

La vivencia de la navidad

Viene la Navidad, para otros, las fiestas decembrinas; hay mucha diferencia. Todos se preparan para vivirla como pueden. Luces multicolores inundan la ciudad. En la avenida “la Playa”, y en un sector del río que cruza la ciudad de norte a sur, con variedad de luces, se forman motivos diversos, que casi durante un mes, son vistos por multitudes de visitantes que bajan de los barrios que se encuentran en las laderas y de los que se encuentran en la parte baja. Allí se mezclan cantidad de personas sin distinción de clase social y visitantes de otras regiones, para admirar esa maravilla formada por la luz, resaltando motivos que recuerdan la alegría de la navidad. A lo lejos sobre el viaducto, siguiendo la dirección del río, se ven las luces de los seis vagones del Metro, totalmente repletos de personas que apresuradamente se bajan en la estación Industriales o Exposiciones, generalmente son padres de familia con sus hijos pequeños que ansiosos, quieren recorrer el trayecto del río con su cantidad de formas iluminadas. La Navidad es una invitación a la alegría. La ciudad se viste de colores y los almacenes hacen sus ofertas en cantidad de objetos que ganan las miradas de consumidores que llenan los almacenes.

Mientras escribo esta pequeña crónica, veo a Martica mi esposa, organizar el pesebre, porque es tradición, aunque poco a poco se va perdiendo, representar la natividad, con imágenes de pastores, casitas, animales, pero sobre todo la gruta donde se colocan las imágenes de María y José y la del niño Jesús, en la víspera de la Natividad. Es lo que le hemos enseñado a nuestros seis hijos, ya mayores, durante los treinta años de matrimonio. Con destreza artística, cada figura es colocada en su sitio hasta formar un hermoso paisaje. Animada por los villancicos que invaden nuestro espacio doméstico, y tarareando algunos, no dejo de mirarla. Está agradecida, porque la navidad tiene mucho que ver con nuestro matrimonio, por eso reza mientras con curiosidad, organiza las luces adorna la gruta, para la novena con casi veinte niños del vecindario, que se inicia el día diez y seis. Al mirarla, vienen a mi mente paisajes, momentos pasados de la vida familiar, y sólo puedo contemplar la fidelidad de Dios en la abundancia y en la escasés, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento que causan los hijos y que nos causamos mutuamente. Dios es fiel, no nos ha abandonado por esos constantemente surge la necesidad de reconciliarnos.
La navidad es una fiesta de la familia, pues el amor merece celebrarse amando, creando comunidad, generando lazos de unión familiar que se fortalecen en la vivencia eucarística.
Mañana la vida será igual pero qué diferente es vivirla desde la experiencia del amor que no termina, porque Dios es fiel.

A todo mis amigos y los que quieren serlo ¡FELIZ NAVIDAD!

Ernesto.

jueves, 4 de diciembre de 2008

A MIS AMIGOS EN LA NAVIDAD.

A mis amigos y a los que quieren serlo, dedico estas palabras en este tiempo de Navidad, con los deseso de paz y bien.


La navidad viene a tu vida, para llevarte en sus manos en la persona de un pequeño. Dios hecho hombre en condiciones tan precarias, para invitarte a la alegría. “os anuncio una gran alegría” dirá el ángel, para agregar “hoy os ha nacido el salvador del mundo” como respuesta al grito que sale de lo más profundo del corazón del hombre, diría de sus entrañas, ese grito frente al fracaso y la desolación; el grito que ante la incomprensión se lanza en el silencio, el grito que clama por la esperanza y el consuelo, por la verdadera alegría, que se vive en la experiencia del amor pleno, que se da sin condiciones desde la humanidad misma, desde lo que se es, en la contingencia que nos es propia.

La navidad viene para llevarnos al misterio que deja de serlo cuando se contempla en la pequeñez de quien reina desde un pesebre, como lo anota Angelo Silesius:

Si Cristo nace cien veces en Belén

Y no nace en ti, tú permaneces perdido para siempre…

La cruz del Gólgota no te pude salvar

Sino es erguida también en ti.

Que se alegre el corazón y se regocije el alma, que se mueva el ser ante la contemplación donde la pobreza es la mayor riqueza, que el corazón de los hombres se llene de la ternura necesaria para comprender a los otros, pues la gracia del Señor de la vida esta con nosotros, y por eso estamos alegres “trae consigo el don de la caridad, que eleva a los hombres hasta la participación de la vida divina“ dice San Fulgencio de Ruspe. Es precisamente la caridad la que nos invita a acercarnos primero a nosotros mismos y luego a los demás con una actitud diferente pues ella como lo dice el escritor citado “es la fuente y origen de todo bien, la mejor defensa, el camino que lleva al cielo. El camino en la caridad no puede errar ni temer, porque ella es guía, protección, camino seguro.”

DIC. 4.08

Una abrazo


ERNESTO.


martes, 2 de diciembre de 2008

El amor llegó a las diez y se fue a las seis

El amor llegó a las diez y se fue a las seis
volvió al otro día en una tasa de café
en una sonrisa tierna
en una mirada perpleja
en el canto que se deja
detrás de una pequeña puerta.
El amor llegó de improviso en la palabra suelta
que graciosa salió de unos labios
cándidos e inquietos
ligeros y bellos
inocentes y tiernos
entre risas y frases sueltas
El amor apareció en medio de un sueño sentido
que doblegó al mendigo
que juntó las manos
que trajo la alegría
cuando el sueño se hizo vida
El amor llegó en los sones de una guitarra
que unas manos mágicas, traviesas, zalameras
dejan en el corazón de los viajeros
en sellos de lienzo
en recuerdos inéditos
en festejos cuando invade el invierno.
El amor llegó después que todo se deshizo
en una travesura que silencio el alma
de mentes perplejas
de lágrimas sueltas
en noches de vela
El amor llegó una noche en un pesebre
no fue de diez a seis, se hizo pleno, era navidad
Feliz Navidad
Un abrazo
Ernesto.

lunes, 1 de diciembre de 2008

La noche de los pastores

Quien vigila en la noche como los pastores de Belén, va más allá de la oscuridad y está al tanto de l0 que insinúan los movimientos nocturnos. Esto significa mirar en profundidad. la noche oculta la luz, sin embargo, ésta brilla con mayor intensidad en medio de la oscuridad pues "donde abundó el pecado sobreabundó la gracia" dirá San pablo. Quien vigila admira el esplendor de la luz que con sus rayos ilumina la propia vida, de tal manera, que tomando conciencia de la noche misma, se deja guiar por los rayos que la vencen. Los hombres no podemos volver los ojos a Dios, sino nos encontramos con su amor que seduce y arrebata. La claridad de Dios vivifica y por lo tanto los que ven a Dios reciben la vida.

Es precisamente en este marco humano que la luz aparece, por eso la noche de los pastores de Belén es la noche de la acogida, del encuentro de la creatura con el creador, del fin de la tragedia humana. Es la noche de los hombres de buena voluntad, de los que no interponen obstáculo alguno para salir al encuentro en aquella gruta de Belén delmás humide de los hombres, Jesucristo Nuestro Señor.

Dic 1 de 2008